Esta frase, popularizada por el más grande narrador de carreras de caballos de nuestro país, Simón Alfonso Pemberton, con la que daba inicio a la descripción de lo que sucedería desde que se abrían las compuertas que retenían a los participantes, se ha hecho imprescindible en la conversación popular.
Cada vez que se quiere significar que algo va a comenzar, sobre todo en lo que tiene que ver con el período electoral, viene a relucir esta frase, porque nada expresa mejor que ella la carrera por la consecución de puestos electivos.
Aunque para nosotros no hay tiempo de pausa, ya que la campaña es eterna, hay momentos de cierta tranquilidad, pero desde que los días se van acercando, aun falten hasta nueve meses como en la actualidad, a los políticos les entra una especie de nerviosismo e intranquilidad que asombra.
Para los opositores las “visitas sorpresa”, que desde su inicio implementó el Presidente Medina, eran lo más cercano a la desmitificación de “el presidente inaccesible” y lo aplaudían sin rubor, pero como ya estamos casi en “la curvita de la Paraguay” han comenzado a tratar de descalificarlas.
Pueden decir ahora todo lo que quieran sobre esas visitas, pero los resultados tangibles de las mismas, son el escudo protector que el mismo pueblo les ha colocado, era normal que esas críticas vinieran porque ya se han soltado todos los caballos y nos parece estar oyendo a Pemberton con su ¡a correr fanáticos!