Hoy compartimos con ustedes el editorial del vespertino El Nacional, que enfoca una delicada situación que se ha presentado en nuestro país con relación a Haití.
El Ministerio de Defensa de República Dominicana y la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos han abierto una investigación en torno al decomiso en el puerto de Haina de un cargamento de armas y municiones a los fines de identificar a los responsables de ese alijo que tenía como destino Haití.
Se trata de un cargamento con 23 armas de fuego, 36 mil puerto de distintos calibres, 18 cargadores de fusil calibre 50 milímetros, con cargador adicional, 17 fusiles calibre 7.62, un fusil calibre 9 milímetros, cinco pistolas marca Glock, un silenciador y una ametralladora Uzi, entre otros pertrechos.
No debería olvidarse que el mes pasado fue decomisado en esa misma terminal portuaria otro contrabando con 36 armas de fuego también dirigido a Haití, un territorio asolado por más de 25 bandas armadas, cuyos líderes se ufanan en poseer dinero suficiente para adquirir fusiles, pistolas, municiones y hasta drones.
Ambos cargamentos de armas fueron embalados en contenedores en un puerto de Miami y embarcados a República Dominicana en tránsito hacia Haití, lo que obliga a las autoridades de ambos países a desmantelar algún entramado criminal ya aposentado en esa ruta marítima.
De poco sirve el régimen de sanciones y el embargo de armas impuesto por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para frenar el suministro ilícito de armamento y equipo militar a los grupos armados haitianos, que literalmente se han convertido en pequeños ejércitos bien armados.
El jefe de la coalición de bandas criminales, Jimmy Cherizier (Barbecue), quien desmintió rumores sobre su muerte, prometió emprender un ataque a gran escala contra el gobierno haitiano, para lo cual dijo que está en capacidad de comprar armas tan sofisticadas como las que usan las fuerzas del orden.
No se exagera si se advierte que esos grupos de vándalos reciben armas y pertrechos desde Estados Unidos, con tránsito frecuente en puertos dominicanos o a través de la frontera terrestre, como se comprobó con la sustracción de 900 mil municiones del arsenal de la Policía Nacional, la mayoría introducidas en Haití.
A los organismos de inteligencia de Estados Unidos y República Dominicana, con la colaboración de autoridades haitianas, les corresponde identificar a los grupos mafiosos que trafican con lotes de armamentos desde territorio estadounidense para uso y consumo de bandas criminales que asesinan, secuestran, violan y atracan en el convulso Haití.