El compueblano periodista banilejo Miguel Franjul, director del Listín Diario, en este día editorializa sobre la captura de cargamentos de drogas que traficantes traen y tratan de sacar del país.
Con más de 30 mil kilos de drogas capturados en un año, como nunca había pasado, la Dirección Nacional de Control de Drogas ha marcado un sello de eficiencia y celo en la difícil lucha contra el flagelo del narcotráfico.
Sus agentes, apoyados regularmente por la Armada Nacional y la Fuerza Aérea, más los servicios de inteligencia, han expuesto sus vidas y su tiempo de familia para resguardar a la sociedad de este peligro.
Su trabajo, con alta profesionalidad y sentido del deber militar, merece ser reconocido dotándolos con más recursos, técnicos y humanos, para que la lucha que libran no tenga pausas ni medias tintas.
Las capturas de cargamentos de valor multimillonario se han realizado sistemáticamente, en todos los ambientes utilizados por los narcos, como puertos, negocios disfrazados, zona fronteriza, en los que a menudo hay que aplicar la fuerza para detener a los responsables o sus cómplices.
No se ha vuelto a hablar de drogas repartidas entre autoridades para su reventa, ni de peajes para hacerse de la vista gorda con naves marítimas o aéreas que transportan narcóticos, ni de conchupancias con empleados o funcionarios que despachan furgones.
Golpe a golpe, la lucha contra el narcotráfico ha ido sentando sus reales como una política firme de cero tolerancia, de indiscutible impacto en la seguridad nacional y en el desmantelamiento de las estructuras que promueven al país como un trampolín o como una base de venta y consumo local.
Curiosamente, estos éxitos no aparecen reflejados en los enunciados logros del gobierno en su primer año y son, a todas luces, más relevantes que muchos de ellos.