¡La letra con sangre entra!

Es un viejo refrán que lamentablemente hoy podríamos utilizar al cumplirse 51 años del derrocamiento del primer gobierno elegido libremente luego del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.

El profesor Juan Bosch ganó las elecciones que fueron celebradas en diciembre de 1962 con casi un 60% de la votación y fue juramentado como Presidente el 27 de febrero de 1963 pero su gobierno fue derrocado por elementos retrógrados de la sociedad civil y militar con apoyo externo.

Se ha dicho desde entonces que el país por causa de ese funesto golpe de Estado retrasó su progreso y vida en democracia en muchos años ya que todo lo que surgió fue un incesante cambio de gobiernos sin sustentación popular.

Conocimos tipos de regímenes que desde los albores del siglo veinte no se habían visto en el país: Triunviratos, Consejos de Estado, asonadas militares, además de sublevación guerrillera en las montañas, guerra civil, dos gobiernos a la vez y una intervención militar al país por Estados Unidos.

Tuvimos un régimen que durante doce años prácticamente eliminó a la juventud revolucionaria del país, asesinándola, encarcelándola o expatriándola y la vida en democracia todavía no llegaba, hemos derramado mucha sangre que no se hubiera perdido si no se produce el golpe de Estado.

Pero gracias a Dios ya tenemos más de un cuarto de siglo, que con alguno que otro incidente, estamos llevando una vida en democracia y que se vislumbra seguirá así y perfeccionándose, es duro decirlo pero en verdad hemos comprobado que ¡la letra con sangre entra!