¡Matías Ramón Mella!

El veinticinco de febrero es cuando se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de uno de nuestros tres Padres de la Patria, pero nosotros queremos aprovechar estos días del fin de semana para dejarles algunos datos de Matías Ramón o Ramón Matías y no tan sólo en su día.

Nació el 25 febrero de 1816 y murió el 4 julio de 1864. Político, militar y patricio. Fruto de la unión matrimonial de Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo Álvarez, no hay datos sobre los centros educacionales que frecuentó en las dos primeras décadas de su vida; pero lo cierto es que logró adquirir una instrucción amplia, que lo capacitó para muchos menesteres.

En el 1836, se casó con María Josefa de Brea, que también pertenecía a una familia burguesa importante. Pero según expresa en el testamento que hizo el 5 de mayo de 1859, ni ella ni él llevaron bienes al matrimonio. Fue, pues, ya casado, cuando al parecer adquirió “propiedades, cortes, bienes, animales y demás derechos y acciones”.

No se sabe cuándo conoció a Duarte. Pero fundada “La Trinitaria” y a medida que esta fue ganando prestigio por su lucha en pro de la independencia nacional, se adhirieron a ella, en calidad de “comunicados”, muchas figuras solidarizadas con sus propósitos.

Entre estas se encontraron Francisco del Rosario Sánchez, Félix María del Monte y Ramón Matías Mella. Lo importante es que, luego de fundada “La Trinitaria”, Mella no demoró en incorporarse a ella y entregarse a sus propósitos, cada día con mayor entusiasmo. Es indudable que el maestro vio en él a un discípulo de condiciones excepcionales.

Un primer paso de importancia fue la difusión del Manifiesto del 16 de enero de 1844, el cual (redactado por Tomás Bobadilla y encabezado por las firmas de éste, Mella, Sánchez y Jiménes) expresa que los dominicanos “han tomado la firme resolución de separarse para siempre de la República haitiana y constituirse en Estado libre y soberano”.

Al cumplirse casi mes y medio de haberse lanzado el Manifiesto, la fruta insurreccional había madurado, la rebelión estalló el 27 de febrero de 1844. Mella inició el acontecimiento disparando su célebre trabucazo de la conjura, reunidos en la Puerta de la Misericordia.

Mella fue reconocido como presidente de la Junta Central Gubernativa y fue en ejercicio de este cargo que le tocó firmar el Acta de la Capitulación. Pero al regresar Tomás Bobadilla a la capital, “después de allanar varias dificultades y de promover varios pronunciamientos en el interior de la provincia”, ocupó la Presidencia de la referida Junta hasta el 9 de junio.

En el Cibao, es Mella quien organiza la resistencia contra las tropas invasoras del General Pierrot. Teniendo que moverse hacia diversos sitios, puso en manos de José María Imbert la defensa de la plaza de Santiago, para la cual impartió acertadas instrucciones que, al ser seguidas por Imbert, culminaron en la batalla triunfal del 30 de marzo.

Días antes de desatarse la epopeya restauradora llegó a la ciudad de Santo Domingo sumamente enfermo, razón por la cual le permitieron desembarcar; y tan pronto se dio el grito de “Capotillo”, partió hacia San Francisco de Macorís con el objeto de compartir las luchas del pueblo en armas.

El 17 de marzo de 1864 fue electo vicepresidente de la República. Ya se hallaba en las cercanías de su muerte, que se produjo el 4 de junio de ese año, en la ciudad de Santiago, semidestruida por el incendio. Antes de morir, tuvo la alegría de darle un abrazo a Duarte, el viejo maestro a cuya prédica había vuelto a obedecer. Pidió que lo enterraran envuelto en la bandera nacional y así se hizo.