En la campaña electoral y luego al juramentarse, el Pdte. Danilo Medina dijo que su función sería la de cambiar el rostro de la gente porque ya Leonel había cambiado la cara del país con grandes e impresionantes obras de infraestructura inclusive hasta con dos líneas de tren urbano.
Mirando el desarrollo de su gestión gubernamental, hemos de pensar que al decirlo, el candidato y luego presidente no quiso crear muchas expectativas en cuanto a construcciones espectaculares y trabajar con cierta tranquilidad.
Pero con la construcción de la Avenida de Circunvalación de Santo Domingo, la extensión de la Segunda Línea del Metro, la edificación de unas 10,000 nuevas aulas para la educación, el mejoramiento de los edificios de varios hospitales, la solución de la ribera del río Ozama, por solo mencionar algunas, tenemos que darnos cuenta que no tan solo cambiará el rostro de la gente.
La forma de hacer política en nuestro país es muy “sui generis” porque los opositores entienden que si reconocen buenas obras y acciones del gobierno de turno eso les quita posibilidades de ellos alcanzar el poder y entonces dedican su función a destacar solo lo que entienden como malo.
Este gobierno ha cumplido apenas unos 14 meses y puede exhibir grandes cambios en la forma de actuar y ayudar a sectores que nunca habían tenido un respaldo como el que ha dado el Pdte. Medina a asociaciones, cooperativas y trabajadores que no conseguían préstamos.
La percepción que tiene el pueblo de que se está trabajando bien en casi todos los aspectos de la vida nacional queda reflejada en lo que dicen las encuestas: que el presidente ha aumentado su popularidad a unos niveles que nunca consiguió el candidato que ganó las elecciones y eso de por sí es bastante.